En una entrevista concedida a Bark to Bottle, António Rios de Amorim, presidente y director general de Corticeira Amorim, habla sobre los últimos avances en la interacción entre el corcho y el vino, el futuro de la dehesa y la importancia de la economía circular para la industria del corcho.
¿Qué beneficios aporta el tapón de corcho al vino?
El corcho aporta claramente tres grandes beneficios para el vino: el primero es el de la performance, ya que permite que el vino evolucione con el tiempo, dentro de la botella. Esta es claramente la primera gran aportación del corcho. La segunda es una cuestión de imagen: la imagen premium que un tapón de corcho aporta a una botella de vino; y la tercera razón por la que el corcho añade valor tiene que ver con la sostenibilidad. En algunas situaciones, los tapones de corcho pueden reducir la huella de carbono de una botella
de vino entre un 25% y un 30%. Esto es muy importante en un mundo que aspira a ser cada vez más sostenible.
¿Qué destacaría de esta interacción?
Entre el 60 y el 70 por ciento de la composición de las células del corcho es aire, por lo que al apretar el corcho para introducirlo en la botella, parte de ese aire se transferirá al interior de la botella, permitiendo que el vino evolucione con el tiempo. De hecho, la principal ventaja del corcho, además de su uso como cierre, es que permite que el vino evolucione y se conserve en buenas condiciones.
¿Qué investigaciones recientes se han llevado a cabo sobre la interacción entre los tapones de corcho y el vino, y cuáles son las conclusiones más relevantes para los enólogos?
Hasta hace cuatro años, todo el trabajo de investigación y desarrollo de Amorim se centraba en resolver los aspectos negativos del corcho, el TCA y la variación. Este ha sido el enfoque de nuestro equipo durante años, y hemos realizado este trabajo aplicando las mejores prácticas, con tecnología, con nuevos productos, con nuevos sistemas. Hoy tenemos un producto más fiable que nunca para satisfacer todas las necesidades de nuestros clientes. Pero, por supuesto, también tenemos que considerar lo que aportamos positivamente al vino. Y en los últimos años nuestros equipos se han centrado en ver la evolución del vino con el corcho en comparación con otros tapones. Tenemos una visión muy clara de la interacción entre el corcho y el vino, para ofrecer un mejor producto al consumidor final.
En un estudio reciente sobre el champán, descubrimos que el tiraje (segunda fermentación) con corcho, en lugar de un tapón de aluminio, aporta una serie de beneficios, aromas y, sobre todo, un mejor sabor al vino. Algunas de las principales marcas de champán están cambiando rápidamente al tiraje con corcho. Tenemos que aprovechar este momento para señalar que el tapón de corcho puede aportar un valor añadido al vino, que el tapón de corcho también es un cierre, pero un cierre enológico.
¿Cuáles son los principales retos para la conservación de la dehesa?
Es un gran reto, porque lleva mucho tiempo. Por eso Corticeira Amorim decidió tomar cartas en el asunto y comprar 8.000 hectáreas de alcornocal o de zonas que vamos a convertir en alcornocal. Tenemos un plan para preservar el bosque existente y un plan para aumentar la producción de corcho plantando alcornoques, con el objetivo de reducir el primer ciclo de extracción de 25 años a 10 o 15 años. Creemos que con esto podemos aumentar la captura de CO2, y podemos tener más corcho disponible para el crecimiento futuro del mercado. Al mismo tiempo, tenemos proyectos de I+D que también nos permiten desarrollar una selección clonal de plantas y una gestión silvícola diferente a la actual. Tenemos que cuidar el bosque existente, pero tenemos que crear zonas de crecimiento en el futuro para poder hacer frente al crecimiento que prevemos que habrá en el mercado.
¿Qué lugar ocupa la economía circular en Corticeira Amorim?
Esa es la propia definición de nuestra industria, es decir, cada proceso genera subproductos que se utilizarán en la siguiente aplicación. Por eso, en Amorim no solo fabricamos tapones de corcho, ya que los tapones de corcho generan unos residuos que se utilizan para fabricar productos aislantes, cohetes para lanzar satélites al espacio, etc. En otras palabras, los residuos de una parte del proceso son la materia prima del proceso siguiente. Aquí, nada se desperdicia, todo se puede utilizar, e intentamos, por principio, que cada una de estas nuevas aplicaciones genere un nuevo valor añadido para el corcho como materia prima.
De este modo, António Rios de Amorim traza una visión clara del futuro de la industria del corcho, en la que destaca la innovación constante y el firme compromiso con la ostenibilidad. Los avances en la comprensión de la interacción entre el corcho y el vino, la preservación de los alcornocales y la integración de la economía circular son pilares fundamentales que garantizan un futuro prometedor para el sector. Corticeira Amorim sigue siendo una fuerza transformadora, que aúna tradición e innovación en busca de un impacto positivo y duradero en la industria como en el medio ambiente.